EL EUCALIPTO
( Venciendo miedos)
Nació
en un vivero con todos sus hermanos, allí crecía tan rápidamente que
tuvieron trasplantarlo dos veces porque
rompía los contenedores donde lo ponían.
Un
día llegó Andrés y dijo -Quiero comprar un árbol que crezca rápido y tenga una
gran copa para plantarlo en mi casa de campo.
El
dueño del vivero aseguró que lo que necesitaba
era un "Eucalipto". Esto convenció al cliente que sin
dudarlo lo eligió inmediatamente
(Seguramente por su tamaño).
Lo
ataron con maceta y todo al piso de la camioneta de su comprador y juntos partieron hacia su nuevo destino.
Con
sus tiernas y verdes hojas pudo conocer montañas, ríos, praderas, sembrados y
muchos animales que jamás olvidaría.
Al
llegar al lugar el muchacho hizo un gran pozo en el jardín, colocó el árbol, lo rodeó con tierra negra y lo regó . En realidad lo dejó muy bien "PLANTADO", quedando en perfecta
armonía con el lugar.
Cada
vez que Andrés salía con su camioneta el
eucalipto movía sus ramas, agitaba sus hojas cual manos pidiendo auxilio y hasta intentaba desenterrar sus raíces suplicando que lo llevaran a pasear de nuevo.
Su dueño lo miraba sin entender cómo
ocurría ese fenómeno.
¿Será el viento ?-Pensaba-¿Me estará
saludando???????????
Pero el árbol no lo saludaba, sólo deseaba pasear de nuevo, no quería
quedarse solo y su dueño no lo comprendía, cosa que lo fastidiaba
mucho.
Cuando
se quedaba en soledad tomaba litros de agua con sus raíces, cerrabas sus hojas y hacía
mucha fuerza para crecer. Como esto lo repetía
una y otra vez su tamaño aumentaba y aumentaba suponiendo
que al verse más grande se haría evidente lo que realmente quería.
Pero
no, a pesar de haber crecido tanto, a
pesar de haber cambiado su corteza a
cada rato porque la anterior le quedaba
chica, Andrés siguió pensando que el árbol lo saludaba.
La
única que conocía su verdadero secreto era una vieja lechuza que lo venía
observando desde hacía tiempo desde un
poste de la luz y se había convertido en testigo silencioso de enojos
y de lamentables suspiros cuando lo abandonaban.
Un
día esta ave - Conmovida por lo que ocurría - lo enfrentó y dijo: ¿Qué no te has dado cuenta que no te
llevará más de paseo?¿No sabes que los árboles no andan de aquí para allá?
¿Acaso entras en un colectivo? ¿Te venderían un boleto siquiera?
¡LOS ARBOLES
NO PASEAN!!!!!¡YA TE HAN PLANTADO!!!!
¿Qué es esa
historia de querer irte con tu dueño?
Después de esto confesó su verdad: -No me gusta estar
solo, me da miedo, en el vivero estábamos todos apretados, aquí soy el único
árbol.-
La
lechuza sorprendida preguntó: -¿Qué no te has visto?-
¡MIRA TU PROPIA SOMBRA!
El eucalipto miró para abajo y no podía creer lo que veía- Se había convertido en un
árbol de más de tres metros con una copa redonda plagada de enormes hojas
alargadas y un tronco derecho camino a engrosarse cada día más.
-¿Es
mi padre? - Preguntó el árbol- ¡¡¡¡NO!!!!!ESE ERES TÚ!!!¿Que no te
acuerdas que naciste en un vivero?-Le respondió ella-
-Estoy
tan cambiado, parezco otro, muy diferente a mis flacuchos hermanos, creo que hasta estoy
un poco gordo.
un poco gordo.
-Sí
que estás muy grandote pero muy cabezón porque no sabes ni siquiera para qué
sirve un árbol.
-Y PARA QUÉ???-Preguntó intrigado.
-No
ves que tienes la copa justa, justa para albergar a muchas aves, no ves que
tienes el tronco justo, justo para
atraer a muchos niños, además vivirás tanto, pero tanto tiempo que conocerás
miles de historias que te volverán sabio.
-Nunca
se ha asentado un ave a mi copa-
Respondió el árbol.
-¡No
puede hacerlo porque no te quedas
quieto un momento!!!!, te la
pasas de berrinche en berrinche!
¡Imagínate si anida un pájaro !... ¡les tirarías los polluelos!!!.
ESA FUE LA
LECCIÓN DE SU VIDA
- SI SE QUEDABA QUIETO NO ESTARÍA NUNCA MÁS SOLO-
- SI SE QUEDABA QUIETO NO ESTARÍA NUNCA MÁS SOLO-
Acomodó su ramas dejando lugar entre ellas y hasta él
llegaron los jilgueros, los horneros y hasta loras. Era el único árbol, que
tenía diferentes tipos de nidos en su copa y
además políglota porque los pichones cantaban en diferentes idiomas.
La lechuza tuvo razón. Se acercaron los pájaros a anidar y a descansar. Llegaron los niños a jugar a la escondida , a escribir
en su
tronco y a disfrutar de su sombra.
.
Muchos
años pasaron desde el último día que vio a
la vieja lechuza, cuando divisó que en el mismo poste había otra
lechuza con un mechón de plumas rebelde entre sus orejas como lo tenía su consejera.
El árbol la miró muy bien , pensó un rato y le dijo:-¿Sabías que tu abuela fue una gran psicóloga?
El árbol la miró muy bien , pensó un rato y le dijo:-¿Sabías que tu abuela fue una gran psicóloga?
Adriana Helena
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