"El camino a la Paz no se construye con la ausencia de conflictos, sino con las personas que saben enfrentarlos con armonìa, conociendo sus derechos y respetando los ajenos"
Adriana Helena

miércoles, 6 de noviembre de 2019

TRATO HECHO


TRATO HECHO

En la casa de la familia López habían hecho un techo de madera en la galería. Los troncos sobrantes los trabajadores los colocaron en el fondo del jardín.
El domingo cuando el Sr. López tuvo tiempo de acomodarlos llamó a sus hijos para que lo ayudaran a hacerlo y fue Martín al que se le ocurrió la idea-¿Y si hacemos una choza en el árbol papá?-A él se le sumó Juan- ¡Dale papá hagamos la choza ahora mismo!
Los tres se pusieron a trabajar enseguida, el papá clavaba los palos que le alcanzaba Martín y recibía de manos de Juan  los clavos  y herramientas que necesitaba.
La casa quedó preciosa abrazada por un viejo algarrobo y por supuesto fue ocupada rápidamente.
Los chicos subieron con cuidado  todo lo que necesitaban para hacer un picnic  y hasta clavaron un cuadro para decorarla.
Aunque ya estaba terminada quisieron  colocarle puertas pero como era medio difícil decidieron sacar del tendedero  de su mamá una sábana para cerrarla y lograr el refugio perfecto.
Cuando se hicieron las 8:30hs su papá los invitó a cenar así que tuvieron que abandonar su escondite.
A las 9:30 ya estaban en la cama.
De pronto aunque no había viento se abrió la ventana de golpe y entró un fantasma enojadísimo y sacado de sí  que  gemía sin parar con un  largo  y tremendo  lamento: BUUUUUU….BUUUUUU…..BUUUUU….
Los chicos arriba de la cama lo querían cazar con el escobillón.

Al oír tanto alboroto el Sr. López  fue a ver de qué se trataba. el asunto.
El padre  que se había criado en el campo se dio cuenta de lo  que ocurría- Esta no era la voz de un fantasma sino de un Búho-dijo.
Así fue, cuando le sacaron la sábana al supuesto espectro, apareció un búho enojadísimo porque al poner el cuadro los niños habían estropeado su morada.
Allí empezó la discusión: -Que la casa es nuestra- decían los chicos y el búho repetía sin parar  que la casa le pertenecía a él porque a la suya la había sido estropeada  señalando al árbol con sus alas y diciendo cada vez más fuerte: BUUU….BUUUU….BUUUUU…..
El padre  que entendía el lenguaje de los búhos ayudó a que se pusieran de acuerdo.
 El búho buscaría otro lugar para dormir de día y habitaría la casa de noche y los niños lo harían de día.
De este modo la choza siempre estaría cuidada y vigilada..  El búho se hizo amigo de los chicos a los que saludaba volando cuando amanecía la noche.

Un día de primavera  los chicos subieron a su rinconcito perfecto y se encontraron con una sorpresa:
Dentro del refugio había nada más ni nada menos que un nido con tres huevitos pequeños y jaspeados que reposaban dentro de una compotera que ellos se habían olvidado de bajar
 Ese fue el momento en que decidieron no subir más a  su lugar preferido hasta el verano.  

Cuando el sol se hizo más intenso tuvieron la hermosa visita de su amigo búho y su familia que se despedía por que iría a habitar en otro árbol.
                                                                                                  Adriana Rolando