LA GUITARRA
Gracias Juli por mandarme la guitarra soñadora
Matías vivía en una casa con altillo, cuando salía la luna
empezaba a sentir una cascada de
acordes hasta las doce, cada días se
escuchaba más fuerte esta
correntada movediza.
Un día decidió
averiguar de qué se trataba y comenzó a seguir las atrapantes notas. Sus pasos lo condujeron
escaleras arriba..
Sí, de allí provenía con seguridad la embriagadora melodía,
los últimos tres escalones los subió con
expectativa y miedo, abrió la puerta y se encontró la guitarra de su abuelo
latiendo y sonando sola.
De la misma habían crecido unas finísimas ramas que formaban
una perfecta cabellera blanca que ayudaban a ejecutarla con precisión.
Matías miró en su boca y pudo ver que una semilla del álamo
que plantó el abuelo se había instalado
en el centro del instrumento como un corazón.
Desde ese día cada vez que comienza el concierto Matías sube y se sienta como un entusiasta espectador. Fue así como conoció todas las canciones que amaba su abuelo.
Adriana Rolando
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