"El camino a la Paz no se construye con la ausencia de conflictos, sino con las personas que saben enfrentarlos con armonìa, conociendo sus derechos y respetando los ajenos"
Adriana Helena

lunes, 30 de noviembre de 2020

MASCOTA

 

MASCOTA

Entre todos los peluche heredados, elegí  estar acompañado  siempre por Pelusa, un perro mediano con  orejas largas mitad blanco y mitad marrón.

Cada tanto apoyaba mi oreja a su hocico  y soñaba  que me diría algo  pero no,  mi amigo seguía sin hacer un solo ladrido.

Enfrenté a mi  mamá y le expliqué que necesitaba un perro  de verdad para jugar con él y para que me acompañara al colegio.

-Vivimos en un departamento, hay que cuidarlos, vacunarlos y sacarlos de paseo . En esta casa no podemos tener un perro- Afirmó. Como  tenía algo de razón empecé a llevar a  Pelusa al colegio escondido en la mochila.

 Al regresar a casa  le tiraba palitos y pelotas para que los fuera  a buscar, pero él seguía indiferente.

Una tarde decidí ir a dar una vuelta a la manzana en la bici, acomodé a mi peluche sobre la ventana para que pudiera ver mis destrezas con sus ojos de vidrio.

Cuando llegué  a la esquina  me caí con el  rodado encima, sólo atiné a decir ¡AYUDA!...

Me vino a socorrer Pelusa, mi grito de desesperación hizo por fin  el milagro, su corazón saltaba en cada ladrido, sus orejas volaban cada vez que me lamía.

Como sólo no podía socorrerme fue  a buscar a mamá, ella no podía creer lo que veía, el perrito moviendo la cola la llevó donde yo estaba.

Así fue como  tuve un perro de verdad con ojos soñadores, me acompaña al colegio y  me trae  de regreso palitos y pelotas que le tiro con un beso.

 

Adriana Rolando


domingo, 29 de noviembre de 2020

REGALO


REGALO


 

REGALO

 

Para mi cuarto cumpleaños me regalaron un camión rojo, autitos de metal, una pelota para jugar al fútbol y las infaltables  remeras y bermudas. A última hora llegó mi padrino.

 Mi tío se arrodilló en el piso y estacionó la caja que traía- Te hice un trompo-dijo sonriente- es de madera y metal- lo pinté con lunares de color blanco y le escribí tu nombre en dorado –Ves acá dice Lucas- me mostró.

Nunca antes había visto un trompo, para mí era una pelota hambrienta que se había tragado un plato con una pluma de plata  en la cabeza y una sola pata.

¿Quieres ver cómo funciona? ¡Claro!-  respondí-Mi padrino lo lanzó contra el piso frotando sus manos enérgicamente.

Al trompo se le abrieron sus grandes ojos, giró cuatro veces y como todo le  daba vueltas se mareó tanto que desmayó. Cuando logró recuperarse saltó  al baúl de los juguetes.

Quería volverse más pequeño, más flaco, más pesado para estar siempre debajo de los peluches, un día lo encontré. Brillaba sobre mi mano, froté con mis dedos su sombrero, esta vez cerró los ojos y allí mismo aprendió a bailar.

 Las cosas ya no giraban a su alrededor, con los ojos cerrados logró  ver estrellas y lunas  en cada vuelta.

Desde ese día mi trompo y yo jugamos a dar la  a dar la vuelta al mundo con las manos abiertas y los ojos cerrados y ninguno de los dos nos mareamos…

Adriana Rolando

 

 


sábado, 21 de noviembre de 2020

TRANSFORMACIÓN

 

TRANSFORMACIÓN

 

A un rey un cortesano le regaló una gran servilleta mágica. Él desconocía que poderes tenía esa tela totalmente cuadrada y de color blanco profundo.

La dejó sobre la mesa, montó  en Rayo, su caballo negro y salió a recorrer el reino en una mañana transparente.  Cabalgando sintió que entraba a una escenografía perfecta,  pudo observar cada uno de los detalles de su jardín como nunca lo había hecho antes.

Al llegar a palacio se sorprendió porque en la servilleta habían aparecido dibujos de los  paisajes recorridos, al medio estaba él con rayo, lo rodeaban rosas, margaritas, pensamientos y toda clase de pájaros. A la noche no se animó a usar la servilleta.

Al día siguiente su majestad decidió recorrer el camino al río, nuevamente lo acompañaba el sol, se sacó las botas, refrescó sus cansados pies en la apuradísima agua  y desde allí  miró el  movimiento de los árboles que lo acompañaban.

Al llegar a palacio en su presente mágico ahora se veía también el río, piedras, árboles,  una gran pradera y el sol.

Al rey le gustaba su obsequio pero no entendió su significado hasta la mañana siguiente…

Cuando se levantó su servilleta se había convertido en un gran mantel redondo, donde no sólo estaba el rey y la reina sino un montón de cortesanos, labradores, leñadores, carboneros y hasta niños  disfrutando de una gran fiesta.

Su regalo no era una tela cualquiera sino un pedido para ser tenidos en cuenta.

El Rey pensó un rato, organizó una fiesta para todos en  la aldea y por primera vez puso su  en corazón  la necesidad los que menos tenían.

                                                                                     Adriana Rolando